Mi historia de amor fue curiosa, y digo “MI HISTORIA” y no nuestra, porque solo yo me enamoré...
No pedía prácticamente nada, solo un poco de sinceridad. Y solo recibí silencio. La mayor de las decepciones. De todas maneras, creo que entendí tus respuestas.
Me harté de buscar a quien se fue cubriendo su rastro. Me hiciste creer que estaba exagerando con algo que de verdad me dolía. Me dejé morir mientras mi alma canturreaba la canción que te dediqué, pero que nunca escuchaste. Quise cuidarte incluso cuando mi espíritu se ensombrecía. Quise construir contigo y terminé destruyéndome a mi.
No me cansé de amar; me cansé de esperar, de suponer, de escuchar promesas.
Me alejé cuando noté que tus prioridades no llevaban mi nombre.
Creí que con amarte el alma sería suficiente. Pero tú mentías al decirme que el tiempo te dolía sin mi.
Se te olvidó que nadie trata con indiferencia a quien de verdad le importa. Y si te diste cuenta tarde, eso no hará tempranas tus razones...
En qué cambiaría extrañarte, si las razones por las que nos separamos siguen intactas?
Quizás ya no te recuerdo como si me estuvieran aplastando la cabeza, pero hay días en que tu nombre se amontona en mi sangre y en mis pensamientos... Como hoy. Una herida con nombre propio.
Ahora necesito llover y no sé si tengo motivos. Si te sirve de consuelo, has vuelto a desentonar todos y cada uno de mis miedos. Los recuerdos son peores que las balas.
Tú sabes la verdad. Puedes mentirle al mundo, pero tu corazón siempre estará contaminado. Te salvé... y luego tuve que salvarme de ti. Quizás la lección sea seguir viviendo, mientras se acepta que esto no es un castigo, sino una solución.
Espero no vuelvas a romper otro corazón, si no sabes lo que quieres. A lo mejor no has sufrido lo suficiente, para darte cuenta que tienes que cambiar. Quien se ríe de cicatrices, jamás fue herido.
Te deseo lo mejor. Y que seas muy feliz. Y que en esa agonía de la perfección me eches terriblemente de menos, y no puedas decirlo en alto.
Te odiaré menos de lo que siempre diga, y te querré más de lo que jamás confiese.
Este fue un acto estrictamente de supervivencia.
Me enseñaste a quererme a mi misma, y por haberlo intentado todo, solo me queda dar las gracias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario